Homenaje a Don Enrique Gich, gran abogado de seguros en LATAM
No nos damos cuenta en la industria del seguro de LATAM. O quizás no queremos darnos cuenta. Hoy una reunión de mercado en México, mañana Brasil, cocktail en Miami, conferencia en Madrid y paso por Londres para visitar clientes. Si da tiempo, pasamos por Bogotá y por Santiago de Chile. Un avión, otro hotel desconocido, otro aeropuerto. Millas y más millas para nuestra cuenta de American Airlines. Un momento. Quizás no queremos darnos cuenta. No aprendemos. Nos equivocamos. No valoramos lo importante de la vida y de las personas. O no lo hacemos suficientemente.
Esta vez no escribo en el blog en mi mejorable inglés. Escribo en español, porque incluso en tu propio idioma nativo, cuando las emociones te invaden y las lágrimas caen sobre el teclado, es difícil explicar algunas cosas.
Llevaba ya un par de meses dejando mensajes en el buzón de voz y enviando what´s apps. No quería verlo. Estará ocupado, pensaba. Hoy, con retraso, me ha llegado la terrible noticia.
Enrique Gich era una de esas personas que no pasan desapercibidas. Recuerdo el día que escuché su voz por primera vez. Era una de esas maratonianas jornadas de trabajo en la firma de abogados en la que trabajaba en Miami. De repente suena el teléfono. Nadie contesta. Yo muy ocupado y con prisas organizando uso de los eventos de la industria del seguro en Miami. Sigue sonando. Al final, blasfemando, decido dejar lo que estaba haciendo y contestar al teléfono. De repente escucho una voz señorial, una simpatía majestuosa y un don de gentes como nunca había escuchado. De repente, al reconocer mi acento español, un par de bromas, raíces comunes en apellidos Gich y Roig y el nacimiento repentino de una amistad.
Recuerdo también que colgué el teléfono sin tener muy claro quién era, sin consultar mi amado “LinkedIn”. De repente me levanté maravillado de mi silla y comenté. “Termino de hablar con un tal Enrique Gich. Impresionante don de gentes. Estoy fascinado”. “Es un abogado de la competencia que compite con nosotros en un caso” me dijeron. No me importó. Lo importante son las personas.
A partir de ese momento la amistad creció. Era inevitable con Don Enrique. Pura simpatía. Pura calidad humana. Un café en Brickell, charlas sobre la industria del seguro en Latam, sobre la calidad de vida en Miami. Bromas pesadas sobre su Atlético de Madrid. Nada especial. O no lo parecía en ese momento. Ahora me lo parece.
De repente, me llega la noticia de que para un día para otro le han diagnosticado una grave enfermedad. Llamo por teléfono. Mensajes. Nada. Al cabo de un tiempo me llega un what´s app que me alegra las Navidades de 2016:
“Hola David. Perdona la tardanza. (Siempre un caballero, hasta en los momentos más difíciles). He estado muy mal una temporada. Ahora mejor. ¡Sigo vivo que no es poco! Un abrazo muy fuerte y feliz Navidad junto al pesebre”
El siguiente mensaje fue también de superación. “Hola David. Mejor gracias a Dios. En casa ya, recuperando poco a poco el tono cardíaco normal”. Otra alegría. Otra mueca y sonrisa en mi cara. Todo sigue.
Ignorante de mí, me acostumbré a estos mensajes retrasados con buenas noticias y pensaba que ahora ocurriría lo mismo. No ha sido así. Me ha llegado un mensaje confirmando que en junio se nos fue Enrique.
Amigos de la industria, no olvidemos las cosas importantes de la vida por muchos reclamos que tengamos, viajes o competidores que nos hacen bajar la facturación. Eso no es importante. De verdad, que no lo es.
Lamentablemente escribir estas líneas es lo único que puedo hacer desde la impotencia. Un humilde homenaje. Unas gracias públicas en nombre de muchos.
Resulta complicado ver el lado positivo de las cosas en estos momentos. Imposible me atrevo a decir. Todavía estoy en la fase de negación. Ojalá me escriban dentro de un rato, me digan que esto que he escrito es una barbaridad, que es un error y tenga que borrar este post para irme luego a ver un partido del Atlétic y meterme con Enrique y su equipo.
Mientras espero ese mensaje, intento quedarme con la fortuna que tuve al conocer a Enrique y aprender de él. Seguro que muchos más en la industria del seguro piensan de igual modo y se quieren unir a este agradecimiento. Muchas gracias por todo amigo. DEP.
David Roig
